yo tengo la costumbre
de contar las palomas que vuelan por el cielo,
de intentar alcanzar las nubes con las puntas de los dedos,
de mirarme el ombligo tres veces por semana,
de buscar tréboles de cuatro hojas en las plantas que crecen con desgana,
de reirme de todo con risa maliciosa,
de enterrar a mis muertos bajo las rosas,
de mirar a los ojos de los gatos que dormitan en los callejones,
de empuñar sin tiento y sin cordura un par de cojones,
de tener costumbres que matan de un disparo,
de adquirir y perder esas costumbres sin que me tiemble la mano.
de intentar alcanzar las nubes con las puntas de los dedos,
de mirarme el ombligo tres veces por semana,
de buscar tréboles de cuatro hojas en las plantas que crecen con desgana,
de reirme de todo con risa maliciosa,
de enterrar a mis muertos bajo las rosas,
de mirar a los ojos de los gatos que dormitan en los callejones,
de empuñar sin tiento y sin cordura un par de cojones,
de tener costumbres que matan de un disparo,
de adquirir y perder esas costumbres sin que me tiemble la mano.
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