yo no aprendí a contar en el colegio

un, dos, tres,
el pobre burrito contaba al revés,
"tú no te lo sabes",
"si que me lo sé"

los límites pusieron
vallas al infinito
entonces empezaron
el cálculo mental y los problemas

sumar dejo de ser
la operación exacta,
dos más dos
dejaron de ser cuatro

y se multiplicaron
las determinaciones
para que todo fuera
tan indeterminado
como si dividiéramos
la nada por el cero

y entre tanto teorema
de los números primos
salieron a pasear
las ecuaciones
para dejarlo todo
en una inecuación irresoluble

en los acantilados

por siempre serán nuestros
los huecos en las rocas de los acantilados

acaso ellos sospechen y en silencio
codicien un tesoro,

ya nunca lo sabremos,
siempre
fue demasiado tarde

y mientras maremotos
golpean la muralla que protege lo nuestro,
ellos se creeran ricos

nosotros, ya lo somos

La carretera que conduce a tu casa
está llena de coches,
ha volcado un camión que iba
cargado con leche de vaca.

He probado con el camino,
con ese que usábamos
cuando bebíamos
más de la cuenta.

Está también en obras,
como todo lo nuestro