miércoles, 28 de enero de 2009

Se asomó a la calle. Hacía un día espléndido y decidió salir al balcón. Cuando ya estaba fuera, se dio cuenta de que en el edificio de enfrente había un tipo. "¡Ni aquí puedo estar tranquilo!".

"¡Hey, tú!" oyó que le gritaban, "¿vas a estar ahí toda la mañana?, ¿no habías salido para tirarte?". ¿Qué? No podía creer lo que oía. ¿Cómo podía saberlo? No podía distinguir su cara a tanta distancia, así que arrugó el ceño y aguzó la vista. "¡¡Ahora sí que me he vuelto loco!!". Era exactamente igual que él. El tío seguía gritándole sin parar. No le hizo caso y volvió dentro.

Parecía una pesadilla. Se dirigió a su despacho y abrió el cajón del escritorio. Volvió entonces a salir. Se metió la pistola en la boca y... ¡¡BANG!! El tipo cayó por la barandilla y se despachurró contra el pavimento. "Todo ha terminado". Volvió a entrar en casa.

martes, 27 de enero de 2009

Cerrando el grifo...


Lloré siete veces y aun me quedaban lágrimas.
¿Qué haré con ellas?, me pregunté.
Podría hacerme un lago.
Pensé entonces que me seguirían sobrando.
Quizá podría usarlas para tener mi propio mar.
¿Cómo podría llamarlo? No se me ocurrió nada.
Llené un vaso. Cerré el grifo.

miércoles, 21 de enero de 2009

Amarillas

Supongo que era igual, o parecido,
a la sala de espera de cualquier doctor,
sin embargo, tenían sus paredes
un sucio color amarillo de pena, tristeza y dolor.

lunes, 19 de enero de 2009

Sin palabras

De repente olvidó todas las palabras y nunca más volvió a hablar.

domingo, 4 de enero de 2009

Regalos

Todavía ebria de buenos deseos y navidad me metí en la cama. Estaban frías las sábanas. Dí un par de vueltas hasta conseguir una postura cómoda y soñé con los Reyes Magos. A la mañana siguiente desperté, pero no habían pasado por casa y no había ni un regalo para mí. ¿Estaría todavía soñando?