Acrofobia

Voy a asomarme al balcón.
Quizá hayan crecido las dalias que planté.
¿Se habrá marchado el vencejo
o estará al acecho,
aguardando mi vuelta?

Voy a asomarme al balcón.
Tocaré con cuidado la barandilla,
tantearé como un ciego sus formas,
guardaré la distancia al vacío,
la medida justa y exacta
que me permita ver los coches sin caer.

Voy a asomarme al balcón.
¿Habré perdido el miedo a las alturas?
¿Podré posar mi cara en la baranda
sin temor al vacío?

Voy a asomarme al balcón
aunque tengan que recoger mis sesos del asfalto.

Y si todo se tuerce
te espero donde siempre:
colgando de los árboles del parque.

Y si sigue en su sitio
te busco donde nunca:
acunando el tesoro en un banco del parque.

Un cartel anuncia cada mañana el milagro.
Un teléfono, un precio, el material adecuado
para tamañana labor de ingeniería:
zurcidos invisibles (en el alma).