contracciones y miedo.
Suplieron las caricias a la epidural,
pero no fue igual el efecto anestésico.
Sí, todo termino, pero el crío
está en la incubadora
y en mis manos anida la certeza
de que nace con los pies mutilados
y los ojos ciegos.
El perro de mi vecina baila flamenco mientras me sangra a borbotones la herida que me hice anoche cuando intentaba colarme por tu ventana.
¿No son herías y mis-herias?