lunes, 30 de junio de 2008

Pimpinela

Me planteo seriamente

componer para los dos una canción,

una letrilla estilo dúo Pimpinela.

¡Imposible!,

otra vez nubes en el corazón,

así va a salir la canción triste y fea.

Ahora que no me oye Esther,

te confieso que me entraron celos,

"madre mía", pensé, "esta me roba a David"

... y hasta tuve miedo.

Mis prejuicios,

que siempre viajan conmigo en el bolso,

me chillaban "¡¡esta niña mona a tí no te traga!!"

y mira, aquí estoy en el tren,

escribiendo una carta de amor para dos

y sacando del bolso lo que me sobraba.

viernes, 27 de junio de 2008

De colores

Con tres colores se hace un arco iris.

martes, 24 de junio de 2008

Cuarto y mitad


"Cuarto y mitad de esa pieza de carne", le grita María a su carnicero de toda la vida. Él pesa los setecientos cincuenta gramos del cuarto y mitad y se los envuelve mientras María piensa que lleva toda la vida comprando cuarto y mitad. Sonríe y piensa "no está tan mal si se hace una buena receta".

La Reina Vale

Perdida como estaba, me senté en el trono de invitados de la reina, esperando acaso una palabra de aliento o una sonrisa que me animara a seguir. Recibí por toda respuesta una mueca, no sé si de dolor o de desencanto, quizá de ambas o de ninguna, y un "Vale. Habla con Blond Mount". Cogí mi bolso, lo vacié de cantos y me marché a la estación. Ya llevaba el tren un tiempo esperándome.

martes, 17 de junio de 2008

Veinticuatro más uno

Me levanté esta mañana con un día más que ayer
y de pronto ví en mi móvil cuatro, cinco o seis mensajes,
que decían, sin ambages, que tenía un año más.

Me fuí corriendo al espejo, ¿tendré más patas de gallo?,
porque de golpe y porrazo tengo un año más que ayer,
y creo que esto no es normal, o al menos, nunca me pasa.

Vaya susto que me dí pensando si era mi cara,
esa que desde el espejo, me miraba así tan mal.

Ha pasado medio día y creo que todo está igual,
aunque todo el mundo quiere, que en vez de sólo un día,
hoy me caiga un año de más.


Muchas gracias a todos los que os habéis acordado de que hoy soy un día mayor que ayer; muchas gracias a los que os acordaréis de aquí a que termine el día; muchas gracias a los que, más olvidadizos, no os acordáreis hasta mañana, pasado o incluso al otro; muchas gracias a los que se acordaron ayer; muchas gracias a los que se acordarán cuando cumplan un día más. Gracias, en fin, a todos los que formáis parte de mi vida, os acordéis o no de que hoy tengo un día más que ayer.

viernes, 13 de junio de 2008

Anticipada nostalgia

Anticipada nostalgia
de los desayunos de napolitana y coca-cola,
de las patadas por debajo de la mesa,
del "buen-tiempo" de Ciudad Universitaria,
del asqueroso menú de cualquier asquerosa facultad.

Anticipada nostalgia
de la leche de soja,
del "no tengo dinero pa´ comer",
de las trufas de chocolate,
del cannabis y sus propiedades curativas.

Anticipada nostalgia
de recibir el correo de un anónimo,
de las teorías sobre seguritos,
de despellejar sin piedad,
de la guía de las tierras de Mordor.

Anticipada nostalgia
de un desayuno con fecha de caducidad,
del tiempo de las flores,
anticipada nostalgia, en fin,
de lo que somos y ya nunca seremos.

lunes, 9 de junio de 2008

Dandy

Era noche cerrada y con lluvia. Entramos en el garito de los sueños rotos, en el rincón de los que perdieron su barco y lo buscan sin cesar. Se extraviaron nuestras miradas entre la gente, en el humo de sus cigarros y en el baile frenético de sus cuerpos. Allí estaba él, vestido de dandy trasnochado y torpe, demasiado borracho para encontrar su barco, demasiado locuaz para decir algo coherente. Quizá demasiadas copas, o no. Se acercó a nosotras lentamente, como un bailarín al que las zapatillas le quedan algo grandes.

- Creo que te conozco de algo, quizá hemos compartido bailes en una discoteca.

Sofía le miró desde la distancia del que todo lo sabe.

- Pero Silvio, ¿no me recuerdas? -le gritó, despertándolo de golpe- soy tu prima, tu prima Sofía.

Silvio asintió, aún conmocionado por la noticia y sólo acertó a balcucear:

- Creo que leí libros y me masturbé pensando en tí.

Lo siguiente que dijo fueron palabras tan convulsas y, sin embargo, tan claras, que casi puedo escuchar su voz repitiéndolas una y otra vez. Relató sus días en un camping de Alemania y habló poéticamente del beso que quiso robarle a una chica.

- Había un lago con un árbol en medio y quise besar a una chica en el cobijo del árbol, pero me gustaban más sus zapatillas que ella... fuí un cobarde.

Nos dijo que a su vuelta una francesa le había robado el corazón (y quizá el alma), que intentó borrarse en ella mientras se amaban desquiciadamente durante cuatro días en los que hicieron el amor tantas veces como el tiempo se lo permitió. Todo había sido en vano, no sirvieron lo polvos rápidos, tampoco los lentos, siguió confuso, "no aprendí a ser un hombre". Su sonrisa guardaba la culpa del que se sabe un niño en un cuerpo de hombre y en un tiempo en que ya no le toca ser niño. Todas sus palabras nos sonaron borrosas, entrecortadas, como sus frases, y no supimos ni quisimos ser el recipiente en el que ahogaba sus penas. Siguió Silvio su camino, Sofía, Amanda y yo seguimos el nuestro.

Naufrago de tí

Olvídate de que estás sitiada por el mar,
bracea y sigue nadando.

domingo, 1 de junio de 2008

Pensión Pérez: dos dobles con vistas al mar


La señá que regenta la pensión se llama Tere,
aunque bien pudieramos decirle Concepción, Faustina o Sebe.
Luce la señá Tere dos pechugas de pollo en su escote,
y no levanta del suelo dos palmos, y eso con tacones.

Pensión Pérez le llaman,
aunque bien pudieran llamarle piso compartío,
compartía la ducha, la taza y la mierda
del Juan y los otros padrinos.

Quien esto escuche dirá:
"¡¡Vaya chicas finas, reque-teque-finas!!",
lo mismo pensaba el tío Juan
cuando nos vio pasar a las cuatro primas.

Dejamos en nuestras casa-por-cuatro-días
toas las pertenencias,
bajamos más que a paso
la estrecha escalera.

Salimos de aquella pensión haciendo fú
como el gato Isidoro,
sin mirar las dos dobles con vistas al mar
que quedaban detrás,
¡¡dos lindos tesoros!!.

Vaya noche toledana
pasamos las cuatro primas,
las cuatro en la misma cama,
sin dormir ni ser dormidas.

Vaya nochecita larga,
vaya noche de agonía,
cuatro caras de velatorio
a cada cual más jodiá.

Pronto llegaron las siete
y empezamos a llamar,
todo estaba ya pillado,
¡qué tristeza, no hay piedad!.

Despertamos a una pobre
del más dulce de los sueños,
pero allí estaba la llave
del hotel de nuestros sueños.

De mañanita muy fresca
salimos muy sigilosas,
sin hacer apenas ruido,
dejamos nuestra mazmorra.

Hasta luego, señá Tere,
hasta nunca, tito Juan,
vaya noche más bonita,
vaya noche singular.