viernes, 29 de agosto de 2008

Amnesia

De lo poco que me queda en la cabeza,
voy perdiendo la mitad por el camino.

lunes, 25 de agosto de 2008

Algo más que cuatro sonrisas

Se colocaron ordenadas por edad y sonrieron a la cámara. Estaban encantadas. Parecía que hubieran retrocedido en el tiempo. Les tomé catorce fotos, ¡¡catorce!!. "Parece que en esta no estoy muy bien, sin embargo, la Felisa mira que bien ha salido en todas". "No, Esperanza, yo estoy mucho peor que tú, ¿dónde va a parar? Si estoy más vieja que ninguna". "El perrito si que ha salido bien, parece que se ha puesto aposta." La última fue la que más les gustó. La verdad es que están radiantes.

sábado, 23 de agosto de 2008

Nada...

Suena el teléfono.
La pantalla anuncia tu nombre en mayúsculas.
Descuelgo.
Hola, ¿qué quieres?
Nada, sólo te quiero a tí.
Sonrío.

martes, 19 de agosto de 2008

Punto y a parte

Todo sigue como siempre. Todo permanece inalterable y, sin embargo, hay días en que noto que todo es distinto. Hoy decidí comprarme ropa nueva, estrenar una sonrisa que compré hace tiempo y había olvidado al fondo del armario y pintarme los labios de un rojo intenso. Decidí también que los besos serán más besos que antes y que también serán más suaves las caricias. Se acabaron las desganas por un tiempo. Los días, a partir de hoy mismo, no tendrán jamás veinticuatro horas y el tiempo sólo existirá en los relojes.

viernes, 15 de agosto de 2008

¿Barbacoa?



Barbacoa para cuatro o cinco. Con suerte se acerca el tipo este de la canción, ¿cómo se llamaba?..... Georgie Dann!!!... Tocamos a doce o veinte chuletas por barba... A por ellas!!!

jueves, 7 de agosto de 2008

Vencido

No son las dificultades las que vencen a los hombres. Juan se repetía la misma frase una y otra vez. Había discutido con su mujer y sin saber cómo ni porqué se vio dando vueltas por la calle. Llovía a cántaros y soplaba un viento helado. ¡Lástima!, he salido sin paraguas y sin abrigo. No son las dificultades las que vencen a los hombres. De nuevo sin saber cómo ni porqué, entró en el primer bar que encontró en su camino. Las tres de la madrugada, ¿qué más podía hacer? Un whisky con hielo, una chica susurrándole en el oído y unas ganas incontrolables de que las dificultades por fin lo vencieran. Ya le explicaría mañana a su mujer. Ahora se sentía vencido.

miércoles, 6 de agosto de 2008

El calor, la calor

Cuarenta grados a la sombra. Media sandía sobre la mesa del patio y una colonia de moscas intentando saciar su sed. Un viejo tumbado al sol, quieto como un lagarto. Unos niños bañándose con el chorro de una manguera. Una sombra. Un abanico, tan, tan, tan. El soniquete de un ventilador. Calor. Cuarenta grados a la sombra, cuarenta y tres al sol.

martes, 5 de agosto de 2008

El fin del mundo

Con su rancio abolengo y su hablar campechano, se dirigió a mí el mayor beodo del pueblo. Venía de la cantina y apenas podía sostenerse en pie, tal cantidad de vino había tomado. Le pregunté qué quería. "Hoy el almanaque marca el 5 de agosto de 2008, así que debo advertirte que es el último día". "¿Él último día?", pregunté atónita sin saber a qué se refería el pedazo de berberecho de Fermín. "Sí, el día del juicio final" me dijo con desdén. Me hizo gracia y me reí a carcajadas, cosa que a Fermín no pareció agradarle, por lo que me espetó "¡¡vete a freir espárragos con grelos!!, pero luego no me digas que no te lo advertí". "Esta bien, Fermín, ¿y cuándo y dónde dices que se celebrará el dichoso juicio?". "Pues aquí mismo, frente a la puerta del Ayuntamiento, justo donde antes estaba la fuente con la piedra de molino". Decidí quedarme al lado de Fermín esperando la llegada de Dios, de los jueces o de lo que fuera que él esperaba. Perdí la cuenta de cuántas veces habían sonado las campanas, "¿cuántas horas habrán pasado, Fermín?". De repente el cielo se apagó y se hizo un silencio absoluto. Fermín temblaba junto a mí y yo estaba completamente aterrada. Tras unos segundos que se hicieron eternos vimos como el sol aparecía de nuevo, mientras la luna se ocultaba. "¡Te lo dije!", bramó Fermín junto a mi oído y yo, presa del pánico, desperté. Habíamos presenciado el juicio final.

domingo, 3 de agosto de 2008

La reina destronada



Fue reina de Benidorm aquel verano
y, tras tan corto reinado,
quiso ser reina otra vez,
pero no supo escoger el corazón adecuado.

Ayer noche la encontramos,
sin rey ya y sin reinado,
y aunque no se había tomado ni una copa,
recordó, borracha y loca,
aquel reino fracasado.

Mientras el bufón reía
y la corte daba palmas,
nuestra reina por un día
daba abrazos a otra reina destronada.

Fue graciosa la velada,
aunque no pa´repetir,
y la corte, en otro tiempo plantada,
celebró con carcajadas un encuentro tan ¿féliz?.