lunes, 27 de diciembre de 2010

Eras una bombilla incandescente
de árbol de navidad en pleno agosto.
Yo te hacía de estrella y sujetaba
tu miedo entre mis manos.

"Si estuviera tu hermana
hace rato habría dicho
blablabla blablabla..."
y tú seguías hablando,

mientras me preguntaba:
"¿dónde estarás, mamá,
dónde te habrás metido,
por qué tardarás tanto?"

martes, 21 de diciembre de 2010

No vengas, cubierto con la bruma de un Londres, a decirme: "¡qué bien te ves desnuda!" Ya sabes que no puedo salir de casa así cada mañana. Hace frío, es invierno.


Para J por su sincera indiscrección, por el líquido de la verdad que es beber ron, porque sin él saberlo, compartimos las mismas penas, o parecidas.

lunes, 20 de diciembre de 2010

en cada azotea
que separa cualquier sitio de casa
hay francotiradores apostados
esperando a hacer diana en un cráneo

es difícil saber
quién les ha colocado,
no llevan uniformes,
insignias ni banderas

camino muy despacio,
quizá así no escuchen
el miedo y la respiración
en tre cor ta da

miércoles, 8 de diciembre de 2010

si yo fuera paraguas

querría ser de colores,
brillantes, tan chillones
que cegaran tus ojos de cielo encapotado

querría ser tan grande...
sombrilla de verano
en la que resguardar tu cabello del viento

querría ser resistente,
duro como las rocas,
cuando las olas chocan, partiendo en mil la espuma

querría permanecer
seco en mi paragüero,
que no lloviera nunca sobre nuestras cabezas

martes, 7 de diciembre de 2010

Aprendía a sumar y preguntó:
¿qué ocurrirá cuando no tenga
dedos con que contar?

Respondió el profesor: entonces,
contarás con los dedos de la cabeza.
Se llama cálculo mental.

Confuso, no conforme
con aquel trabalengüas,
preguntó de nuevo:
¿y si se me acaban
los dedos de la cabeza?

Las palabras se castigaron
en las esquinas que quedaban libres,
y campó a sus anchas el silencio.