jueves, 28 de mayo de 2009

(Sin) Recursos

Métrica, medida, ritmo,
abismo
de perderme entre las letras.

Versos, palabras, rimas,
primas
hermanas todas de mis neuras.

Cuarteto, rima asonante, verso libre,
¡dios me libre!
de enredarme en los {b}versos de su lengua.

miércoles, 27 de mayo de 2009

excESos

¡Se excesivo!,
cansada estoy de tus medias tintas;
déjate de suaves chupetones,
pasaste los quince,
pídete mordiscos que dejen heridas que se vean
en un pecho, ¡qué coño!, en una teta,
puestos a ser, seremos soeces,
dejaremos las sandeces para otros.

¡Se excesivo!
y si amas
no te conformes con el postre,
para tí, menú completo con café,
si puede ser,
y el cigarro de después
te lo fumas antes del segundo polvo.

¡Se excesivo!
si te ríes, a estruendosas carcajadas
que se oigan en cien kilómetros a la redonda,
y si vas a morir, que sea de diarrea aguda,
de sífilis o de alguna enfermedad rara y sin cura.

¡Se excesivo!
y si se esconde la vida búscala bajo la cama,
en el Google o donde te de la gana.
¡No la dejes escapar! y si la encuentras,
arráncale a mordiscos los botones
de su blusa de flores
y hazle el amor
(ya estamos otra vez con las sandeces),
te la follas bien hasta que quede exhausta
y diga ¡basta!

¡Basta ya!,
¡se excesivo!, por favor,
pon exceso en todo,
siempre fue mejor pasarse,
volverse loco,
que quedarse con los restos
que dejaron otros.

martes, 26 de mayo de 2009

¡¡PI - PI - PIIIII!!

Perdí el partido
antes de comenzarlo,
1-0
decía el marcador a mis espaldas.

Y tú con el número diez,
Maradona,
saliste al terreno de juego
y te metiste un gol doble en propia meta.

Pitó el árbitro el final,
había ganado.
Sonrió mi ego,
se hizo grande.

Devolvió la sonrisa Maradona,
confundida quedé,
(casi) tocada,
tendida en el terreno,
desinflado el globo
de mi absurda y loca vanidad.

Había perdido otra vez,
0-1,
o había ganado,
nada quedaba claro
y, sin embargo,
el Pelusa se había llevado el partido.

sábado, 23 de mayo de 2009

Túnel

Entramos en un túnel. Todo estaba oscuro. El tren avanzaba lentamente, paso a paso, como un animal cansado. Me asomé por la ventanilla, pero no se veía luz. El tren seguía avanzando despacio. No llegábamos al final y empezaba a ponerme nerviosa. Respiré hondo y me dije que tenía que tranquilizarme, que pronto estaríamos fuera, bajo la luz del sol. Imposible, no conseguía calmarme, todo lo contrario. Empecé a sentir una increíble angustia y la necesidad de saltar, de huir de allí. La oscuridad lo invadía todo, avanzaba lentamente y comenzaba a colarse en mi cabeza. Respiré hondo, pero no lograba encontrar la serenidad. No sé cuánto tiempo pasó hasta que oí su voz: "Tranquila, pronto llegaremos al final". Me surmegí en sus ojos y sentí que la calma se iba haciendo camino dentro de mí. Volvía a respirar. Conseguí que mi respiración se acompasara y volviera a su ritmo normal. Entonces la oscuridad desapareció y se hizo la luz al final de aquel túnel.

jueves, 21 de mayo de 2009

Una de cal...

Porque unos dias son grises y otros, de colores, conviene recordar el lugar en el que me escondí y me sentí tan cálida, para que los días fríos se templen con los rescoldos.

Cuando me miras
se apaga el mundo,
se esconden los miedos
tras las cortinas
y la incertidumbre
se esfuma con tus besos.

miércoles, 20 de mayo de 2009

La tragedia de despertarme contigo

Te dormiste esta mañana. Sonó el despertador, pero debías andar en otros mundos, y no lo oíste. Yo también me dormí. Lo justo para que ocurriera. Al entrar al baño se mascaba la tragedia, era densa y pesada como una nube de verano. "No pases", me dijiste, pero al otro lado de la puerta me esperaba mi cita diaria. Dí un paso al frente, decidida, la mirada fija en los azulejos y la cabeza intentando huir. Entonces ocurrió, la tragedia me invadió, me rodeaba por todas partes, me estaba asfixiando, apenas podía respirar; perdí el equilibrio y me sujeté al lavabo. A mi espalda, volvió a sonar tu voz: "Te lo dije; yo que tú, no habría entrado". En ese instante maldije la suerte de despertarme contigo cada mañana y te deseé con todas mis fuerzas un salvaje estreñimiento.

sábado, 16 de mayo de 2009

Tus tripas...mis tripas...las tripas del mundo

Algunas mañanas me encuentro tus tripas en mi buzón, esparcidas con cierto cuidado, con algo de reparo y delicadeza, para que no haya demasiado desorden que pueda confundirme. Siendo apenas médico residente, me dispongo, como una cirujana experta, a desentrañar el embrollo y lograr que puedas aguantar con ellas dentro un poquito más, que puedas hacer la digestión de lo que tienes que comer por obligación de una dieta impuesta. Busco en mi mesa el instrumental adecuado para la ocasión y procuro tocar todo con sumo cuidado, sin presionar demasiado para que no salga mucha sangre. A menudo, más veces de la cuenta, pides perdón por el descuido de manchar mi buzón y agradeces con tus gestos y palabras mi presencia en la mesa de operaciones. Creo que sigues sin darte cuenta que cuando logro recomponer algo, aunque sea algo pequeño, casi ínfimo, soy yo quien siente gratitud por todo, sin saber muy bien precisar que es ese todo, que yo llamo amistad.

jueves, 7 de mayo de 2009

Últimamente...

Últimamente me siento etérea y me muevo por la vida con la levedad de una hoja mecida por el viento. He llegado a pensar que se trata de una dieta milagrosa que he emprendido sin siquiera darme cuenta o que, quizá, la gravedad en la Tierra ha cambiado y se parece más a la de la Luna. Últimamente paso más tiempo en la Luna del que debiera y curiosamente, no me importa. Últimamente me acuerdo demasiado de aquello de "cuatro esquinitas tiene mi cama, cuatro angelitos que me la guardan" y se me pinta una sonrisa en la mirada. Últimamente no me cabe la vida entre las manos y se me escapa por cualquier hueco que encuentra. Últimamente duermo con miedo a despertarme y que se haya ido todo al traste.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Supersticiones

Cada día, a las 15.57 en punto, ni un minuto más, ni uno menos, llega a mi cuenta de correo un e-mail con ofertas de empleo, de algún sitio en el que me dí de alta cuando aun no me daba miedo crecer. Me ha dado por pensar que si lo leo, abriré la caja de Pandora y me haré mayor de repente, para siempre y sin vuelta atrás, así que lo mando a la papelera en cuanto lo veo aparecer y así conservo la ilusión de creer que puedo elegir siempre.

lunes, 4 de mayo de 2009

Menuda faena

Siempre he pensado que en la vida, hay que saber torear: un par de pases de pecho, una verónica y un par de banderillas que te ayuden a lucirte; estar cerca de la barrera, por si la cosa se pone fea y hay que salir corriendo; y si el picador se pasa de listo y casi te mata al toro, pues mejor, unos pases que te ahorras. Y ahora, a estas alturas, cuando ya he dado algunos pases, decido que quizá es el momento de hacer un cambio de tercio, de arrimarse bien, mancharse de sangre, y olvidarse de la barrera y del picador; mirar de frente al toro, a lo ojos, y decirle "aquí estoy yo".

¿Qué clase de gloria sería aquella que se consigue sin riesgo?